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08/May/2022

Qué es la espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante forma parte de un grupo de enfermedades reumáticas autoinmunes denominadas espondilo-artritis axial.

Es una enfermedad inflamatoria reumática que afecta principalmente a la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas.

Se suele confundir con dolores producto de las malas posiciones, esfuerzos o movimientos bruscos lo que lleva, entre otras cosas, al diagnóstico tardío. En promedio, el paciente tarda más de 2 años en acudir al médico reumatólogo y diagnosticar la enfermedad.

Causas

La espondilitis anquilosante no tiene una causa específica conocida, pero hay una predisposición genética en aquellas personas que tienen un gen llamado HLA-B27. Sin embargo, solo algunas personas con el gen tienen la afección.

 

¿Cuáles son los grupos de riesgo?

Suele manifestarse en adultos jóvenes, con edades comprendidas entre los 20 y 30 años. Es más frecuente en hombres que en mujeres.

Hay que estar alerta para abordar al paciente de manera precoz, ya que se cree erróneamente que las enfermedades reumáticas sólo afectan a gente de edad avanzada.

Síntomas

Se recomienda estar atentos a la hora de identificar qué tipo de dolor tenemos para diferenciarlo de otras enfermedades.

  • El síntoma más frecuente es el dolor lumbar (entre la base de la columna vertebral y la pelvis) durante más de tres meses. Éste se caracteriza por aparecer de noche, incluso suele despertar al paciente con la necesidad, en algunos casos, de levantarse y caminar para que este dolor ceda.
  • Se acompaña de rigidez de columna por la mañana al levantarse, o después de periodos de inactividad, y mejora cuando el paciente comienza a movilizarse.
  • Dolor en el cuello y el cansancio.
  • Limitaciones para expandir la caja torácica.
  • Algunos pacientes suelen tener inflamación de las articulaciones, como hombros, y cuello y, más comúnmente, en miembros inferiores como rodillas, caderas y tobillos.

Con el tiempo, los síntomas pueden empeorar, mejorar o detenerse a intervalos irregulares.

Si los pacientes no son diagnosticados a tiempo y no reciben el tratamiento indicado por el especialista, el avance de la enfermedad puede afectar la vida del paciente, llegando incluso a causar discapacidad.

 

Tratamiento

Existen diversos tratamientos disponibles para controlar la espondilo-artritis como:

  • Analgésicos.
  • Antiinflamatorios no esteroideos.
  • Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad.
  • Las terapias biológicas.
  • La fisioterapia.

Esta enfermedad causa un gran impacto y afecta a las diferentes esferas de la vida de las personas, desde la familiar y social hasta la académica y la laboral. Por ello, los pacientes necesitan los tratamientos para mejorar los síntomas de la enfermedad y su calidad de vida.

Importancia de la fisioterapia en el tratamiento de la espondilitis anquilosante.

El fisioterapeuta debe valorar al paciente mediante exploraciones globales y específicas para determinar el tratamiento individualizado que necesitará.

El tratamiento fisioterápico lo podemos clasificar en dos periodos:

  • Por un lado, abordaremos la fase agua o inflamatoria donde nos centraremos en reducir el dolor y la inflamación.
  • Por otro lado, los periodos de inter brote (no inflamatorios)

Podemos usar técnicas de fisioterapia como termoterapia, electroterapia de baja y media frecuencia, la tecarterapia o diatermia, la laserterapia y la electrolisis percutánea (EPI).  También es muy importante mantener una postura adecuada y el mantenimiento y/o aumento de la movilidad vertebral. Para ello es importante realizar un plan de ejercicios diarios y otras medidas de apoyo (p. ej., entrenamiento postural, ejercicios terapéuticos), que son vitales para fortificar los grupos musculares. También están indicados los ejercicios activos libres, asistidos y pasivos suaves y los estiramientos.

También es muy beneficiosa la natación ya que permite ejercitar todos los grupos musculares y aumentar la capacidad respiratoria. En Masvitae trabajamos la hidroterapia;  tenemos a nuestra disposición una piscina donde el fisioterapeuta puede trabajar con el paciente con terapias guiadas en el agua.

 

Si tiene algunos de estos síntomas acuda a un profesional para que valore si padece de espondilitis anquilosante y pueda obtener un tratamiento que le ayude a mejorar la enfermedad. En Masvitae contamos con un equipo multidisciplinar en el que apoyarnos para trabajar con el paciente de manera global todos los aspectos por los que pudiera estar afectado a consecuencia de cualquier enfermedad. También disponemos de profesionales cualificados y equipamiento avanzado para abordar y mejora la salud y calidad de vida de todos nuestros pacientes.

A continuación se ofrecen una serie de ejercicios para la práctica diaria facilitados por la Asociación Cordobesa de Enfermos afectados de Espondilitis Anquilosante (ACEADE).

1. Póngase de pie, con los talones y los glúteos contra la pared y el mentón metido. Incline la cabeza hacia atrás hasta tocar la pared y sosténgala hasta contar 5. Descanse. Repítalo 10 veces.

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

2. Siéntese en una silla rígida (en forma de L). Coja, con la mano derecha, por delante del pecho, el lado izquierdo de la silla. Extienda el brazo izquierdo por delante y después gírelo hacia la izquierda, llevándolo horizontalmente tan atrás como pueda y gire la cabeza hasta mirar por encima del hombro izquierdo; aguante esta posición. Después, empuje y gire un poco más; aguante esta posición y, a continuación, vuelva a la posición frontal. Repítalo 3 veces con cada brazo.

 

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

3a. Siéntese con los hombros relajados y el mentón metido, mirando al frente. Incline la cabeza de lado hasta acercar al máximo la oreja derecha al hombro derecho; aguante la posición. Asegúrese que los músculos del hombro aún están relajados e inclínese un poco más. Después, vuelva a la posición vertical. (Cuando efectúe la inclinación lateral, el perfil de la n ariz debe continuar en el mismo sitio, para asegurarse que no gira la cabeza). Repítalo 2 veces con cada lado.

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

3b. Incline la cabeza hacia atrás como recorriendo con la mirada la pared y el techo. Vuelva la cabeza a la posición vertical. Repítalo.
Ahora cambie e incline la cabeza hacia delante tanto como pueda hasta que el mentón toque el cuello. Vuelva a la posición vertical con el mentón metido. Repítalo.

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

4. Acostado sobre la espalda, con las rodillas flexionadas y los pies planos sobre el suelo,

a) Ponga las manos sobre las costillas a la altura de los costados del pecho. Inspire profundamente por la nariz y espire por la boca empujando las costillas contra las manos mientras inspira. Repítalo 10 veces. (Recuerde que es tan importante espirar a fondo como inspirar profundamente).

b) Póngase las manos sobre la parte superior del pecho. Inspire profundamente por la nariz y después espire todo lo que pueda por la boca. Empuje las costillas hacia arriba contra las manos, mientras inspira. Repítalo 10 veces.

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

 

5. Continúe acostado sobre la espalda con las rodillas flexionadas hacia arriba. Levante la ca-dera de manera que los glúteos no toquen el suelo y forme una línea recta desde los hombros hasta las rodillas.
Sostenga esta posición hasta contar cinco y baje. Repítalo 5 veces.

 

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

 

6. Continúe acostado sobre la espalda con las rodillas flexionadas hacia arriba y los pies sobre el suelo, levante los brazos por el suelo, de lado, hasta la altura del hombro. Con las rodillas juntas, tuérzalas hacia la derecha, intentando coger la parte exterior de su muslo derecho más cercano al suelo. Repítalo hacia la izquierda. Repítalo 9 veces.

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

 

7. Acuéstese boca abajo, con la cabeza vuelta hacia un lado y las manos pegadas a los lados (si lo necesita, puede ponerse un cojín debajo del pecho, pero no debajo de la cintura, para estar más cómodo). a) Levante una pierna del suelo, aguantando la rodilla recta y asegurándose que el muslo se levanta del suelo. Repítalo 5 veces con cada pierna. b) Levante la cabeza y los hombros del suelo todo lo que pueda. Repítalo 10 veces.ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosanteejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

8. Arrodíllese en el suelo «a cuatro patas». Extienda el brazo y la pierna opuestos paralelamente al suelo y sosténgalos así hasta contar diez. Bájelos y después repítalo con el otro brazo y pierna. Repítalo 5 veces con cada lado.

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

9. Todavía «a cuatro patas», encorve la espalda y doble el cuello hacia abajo de manera que mire a la parte delantera de los muslos. Luego tense los brazos de modo que no los doble por los codos. Levante la cabeza y allane o meta la espalda hacia abajo. (La parte delantera de las costillas hacia abajo y las nalgas ha-cia arriba). Repítalo lentamente y a fondo 9 veces.

 

ejercicios para pacientes con espondilitis anquilosante

 

 

 

Equipo Masvitae

 


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29/Oct/2020

La fisioterapia, como tratamiento en la rehabilitación tras un ictus, juega un papel primordial en la recuperación y en la disminución de las secuelas.

«Si la medicina aporta años a la vida, la fisioterapia regala vida a los años»

Día Mundial del Ictus

Hoy, 29 de Octubre, se conmemora el día mundial del Ictus. El objetivo de este día es lograr un mayor alcance de la información  acerca de esta enfermedad; fomentando la concienciación para la prevención y  la importancia de la rehabilitación tras el ictus con el fin de mejorar  la calidad de vida de todas y cada una de las personas que la sufren.

Cuando hablamos de Ictus, hacemos alusión a una patología que tiene lugar por la interrupción súbita de flujo sanguíneo a un área específica del cerebro, generando lesiones de mayor o menor alcance por el déficit o falta de oxígeno a nivel del sistema nervioso central.

Tipos de Ictus

Según el origen de este déficit de oxígeno, podemos dividir los ictus en dos grandes grupos:

  • Ictus Isquémico: la formación de un coágulo obstruye una arteria e impide el normal flujo, por lo que no llega sangre a la zona.
  • Ictus hemorrágico: debido a un aumento súbito de presión sanguínea se produce una ruptura de un vaso sanguíneo provocando un sangrado y hemorragia en una zona del sistema nervioso.

Síntomas del Ictus

Algo de suma importancia es saber identificar cuándo estoy sufriendo un ictus, ya que una rápida intervención y activación del protocolo puede salvarnos la vida.

Los síntomas más relevantes en un ictus son:

– Pérdida de la sensibilidad o fuerza de un lado del cuerpo.

– Alteración en el habla.

– Alteración en la vista.

– Dolor de cabeza intenso.

La fisioterapia en la rehabilitación tras un ictus

El objetivo principal de la fisioterapia en la rehabilitación neurológica, como es el caso del ictus, es estimular la plasticidad cerebral para recuperar las funciones perdidas o mantener las que siguen íntegras. El cerebro tiene la capacidad de aprender a través de la repetición. Por ello, el paciente debe insistir en practicar, una y otra vez, las diferentes actividades diarias.

Los primeros seis meses son cruciales para la neurrohabilitación

El proceso de neurorrehabilitación debe empezar lo antes posible, para aprovechar la neuroplasticidad, es decir, la capacidad de las neuronas de modificar su actividad e incluso su morfología.

Los programas de rehabilitación deben ser específicos e individuales.

La importancia de la hidroterapia como tratamiento de rehabilitación tras un ictus 

La hidroterapia ofrece a una persona que ha sufrido ictus una gran variedad de opciones de rehabilitación: le va a ayudar a recuperar la independencia, a mejorar la funcionalidad y la calidad de vida.

A raíz del ictus, las personas ven afectada la función de los músculos, ocasionando problemas motores. El medio acuático facilita y permite la ejecución de una variedad de ejercicios que fuera del agua serían dolorosos o prácticamente imposibles.

El agua pemite fluidez de movimientos en los tres planos y ejes, soporte para la columna vertebral y las extremidades inferiores para la reeducación de la marcha, la prevención y corrección de las dismetrías, la descarga de miembros y la carga precoz. Además, redistribuye el flujo sanguíneo facilitando el retorno venoso de miembros inferiores.

Testimonio de paciente en Masvitae rehabilitado de Ictus

Como un ejemplo vale más que mil palabras,  hemos querido aportar un pequeño testimonio de un paciente que hace unos meses sufrió un Ictus, y que afortunadamente, tras un proceso de tratamiento en nuestra Masvitae, podemos decir que está recuperado.

Es nuestro granito de arena para mandar un mensaje de ánimo a todas aquellas personas que hayan sufrido un ictus.

«Una persona que sufre un ictus prácticamente vuelve a nacer. Tienes una mezcla de sensaciones y sentimientos encontrados. Por un lado, afortunado de seguir con vida. Por otro lado, miedo ante todos los cambios que de un día a otro se han presentado en tu vida. Te vuelves totalmente dependiente, pierdes tu intimidad, tu autonomía. Cualquier cosa que antes parecía insignificante ahora supone todo un reto para ti. Psicológicamente es bastante duro de asimilar. Es por ello que recomiendo encarecidamente a todo el mundo que se ponga en manos de un equipo especializado como Masvitae. En un primer momento, comencé a realizar terapia en el agua. Fue una sensación muy gratificante volver a ser capaz de caminar de forma autónoma, sin ayuda, sentirme que mi cuerpo volvía a responder. Fueron momentos complicados, de trabajo, sacrificio, pero sin duda alguna mereció la pena. Gran parte de los resultados vienen de todo ese trabajo que hicimos. Después de la piscina, fuimos complementando con tratamiento en camilla y en el gimnasio, trabajando ejercicios de fuerza, movilidad, coordinación. La verdad que fue un tratamiento muy completo. Se nota mucho cuando estás en manos de profesionales cualificados»

Si conoces a cualquier persona en tu entorno que ha sufrido un ictus, no lo dudes y recomiéndale que se ponga en manos de un equipo profesional cualificado.

Con tu salud, no te la juegues.

Ismael Romero

Fisioterapeuta en Masvitae


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