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05/Jul/2021

Estamos en pleno verano y el calor ya aprieta Estar sometido a temperaturas demasiado altas durante periodos prolongados, como el verano, no sólo nos produce malestar físico, sino que también nos afecta psicológicamente. Ente los efectos psicológicos del calor están las alteraciones en nuestro estado de ánimo, en nuestro comportamiento y en nuestros procesos cognitivos.

El calor  elevado y prolongado, es un factor altamente estresante para nuestro organismo puesto que tiene que hacer un sobresfuerzo para regular el correcto funcionamiento de nuestras constantes vitales y nuestros procesos internos.

Este trabajo se gestiona por una parte de nuestro cerebro llamado hipotálamo. El hipotálamo tiene la función de regular la temperatura interna del cuerpo y estabilizar el impacto de la temperatura exterior. A esto hay que sumarle  la regulación de hormonas que se producen para la climatización pero también que se desestabilizan por los efectos del calor.

 

Los efectos psicológicos del calor

No todo el mundo va a reaccionar del mismo modo a los cambios de temperatura. Como es lógico, las personas más sensibles antes los cambios de temperatura y los cambios estacionales o que padezcan alguna enfermedad se van a ver más afectadas por los cambios de clima, especialmente si son abruptos. Por otra parte hay que tener más precaución con los niños, ancianos y mujeres embarazadas que son los colectivos más vulnerables.

1. Estrés y Ansiedad.

El calor excesivo hace que aumenten los niveles de adrenalina, y aparece una sensación de malestar general, como ansiedad y estrés.

2. Rabia, enfado, irritabilidad e impulsividad.

La situación estresante producida por el el malestar del calor modifica nuestro estado de humor, nos irrita y confunde.

3. Dificultades para conciliar el sueño, sueño agitado o despertar precoz.

La temperatura idónea para dormir son 21º. Cuando se sobrepasa en exceso, se produce la secreción de hormonas como la adrenalina o cortisol, lo cual genera una hiperexcitación cerebral que conllevará a episodios de ansiedad. El resultado va a ser insomnio o dar vueltas en la cama sin conseguir completar correctamente los ciclos del sueño, con lo correspondiente fatiga al no haber descansado bien.

4. Cansancio, decaimiento, disminución del vigor y la energía

La exposición al calor unida a la peor calidad del sueño, provoca cansancio, que es consecuencia de haberle exigido mucho a nuestro cuerpo.

Este agotamiento se expresa a través de hechos como la desmotivación, la pasividad, apatía, la tendencia a dejarlo todo para mañana (procrastinación).

5. Falta de concentración.

La deshidratación afecta a las funciones celulares, como por ejemplo la trasmisión de los impulsos nerviosos a través de las neuronas. Esto va a generar un enlentecimiento de los procesos cognitivos y fisiológicos como: desorientación espacio-temporal, el enlentecimiento de pensamiento y la confusión mental, somnolencia, falta de atención y concentración.

6. Dificultades para recordar.

Debido al exceso de calor prolongado y al agotamiento físico podemos tener fallos transitorios de la memoria. Este fenómeno se produce porque el cerebro se adapta a las exigencias del entorno en tiempo real y, cuando falta energía, prioriza otras funciones más importantes que la evocación de información.

7. Tristeza, desánimo y astemia.

El cansancio, la falta de ganas de hacer cosas y el desánimo incluso social pueden producir en personas con tendencia a estos estados de ánimo más melancólicos, tristeza.

Por otro lado, muchas patologías y enfermedades empeoran debido al calor, como por ejemplo, la depresión.

¿Cómo paliar los efectos psicológicos del calor?

 

Ya que conocemos los efectos psicológicos que nos produce el calor vamos a anticiparnos, ya que la prevención y el autocuidado va a ser fundamental.

  • Hidrátate bien.

Esencial la hidratación con agua con constancia incluso aunque no se tenga sed.

  • No te expongas innecesariamente al calor.

Programarse el día para aprovechar las primeras horas de la mañana o las últimas horas de la tarde para hacer recados, deporte, gestiones, etc.

  • Lleva ropa fresca, pero que a la vez te proteja del impacto directo del sol.

No solo basta con que el tejido sea fino, asegúrate de que tus prendas tienen al menos varias partes que quedan holgadas. De esta manera, el aire fluirá entre la ropa y la piel, haciendo que el impacto del calor sea menor.

  • Date con mayor frecuencia baños y duchas frescas.

Las duchas refrescan el cuerpo y aclaran la mente. Pero cuidado con desgastar la capa externa de la piel.

  • Consume alimentos frescos y saludables.

Consume alimentos frescos con agua y vitaminas o sales, como frutas verduras, gazpachos…Evita las bebidas alcohólicas porque deshidratan.

  • Haz una Siesta corta.

Intentar compensar la dificultad de conciliar el sueño nocturno con una siesta corta, no superior a 45 minutos para no cambiar los ciclos.

  • Se comprensivo con tu cuerpo y tu mente.

Darnos más descansos o recompensarnos con un descanso después de un esfuerzo. Ser conscientes de que podemos tardar más tiempo del habitual en realizar las actividades, repasar las tareas que sean muy importantes para evitar olvidos o equivocaciones.

  • Evita actividades que en las que la falta de concentración te suponga un riesgo.

No conducir o realizar actividades en las que la falta de concentración suponga un riesgo durante muchas horas de continuo cuando hace mucho calor.

  • Busca recursos habituales de calma

Escuchar música, dar un paseo a horas más frescas, quedar con amigos o familia, meditar, nadar, darnos una ducha, descansar,…son opciones agradables para hacer cuando nos sintamos irritados o molestos por el calor. Así intentaremos cambiar la emoción.

Conclusión

Los efectos del calor van más allá de lo físico, y se adentran en el ámbito psicológico a través de aspectos cognitivos (como las dificultades de concentración, olvidos) y emocionales (como la irritabilidad, ansiedad). Por ello, debemos prestar atención a las señales que nos manda nuestro cuerpo para saber detectarlas cuando empiezan a manifestarse.

Normalmente el entusiasmo con el que recibimos el verano supera la adversidad de las altas temperaturas, pero las personas más sensibles tenderán a manifestar con mas intensidad los síntomas mencionados.

Equipo Mavitae

<a href=»https://www.freepik.es/fotos/negocios»>Foto de Negocios creado por katemangostar – www.freepik.es</a>


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30/Mar/2020

“Llevo muchos días de confinamiento en casa. Siento que tengo delante de mí una nueva manera de vivir que no sé cómo vivir. Los primeros días, novedosos, parecían que no me afectaban. Los posteriores me pesaban a medida que pasaban”.Así se expresaba Manolo, después de 15 días encerrado en casa.                                   ¿Qué hacer y cómo hacer en esta diferente manera de afrontar el día a día en nuestro hogar?

  1.  Lo primero, tener una rutina bien definida de las actividades a realizar por las mañana, por las tarde y, muy importante, cámbialas los fines de semana. Entre estas actividades es prioritario dedicar, cuando te levantes, un tiempo al aseo personal y al cambio de ropa con la que has dormido.  Después, planifica en tu jornada, 1 hora mínimo de tablas de ejercicios que se adecuen a ti (podrás encontrarlas online), o recorrer el pasillo de tu casa tantas veces como kilómetros quieras.                                                                         No mates el tiempo: aunque un guiso te lleve dos horas, disfruta haciéndolo. “Matar el tiempo es matar la vida”, pues nada podrá crearte una sensación tan grande de vaciedad y hastío, como pasar el tiempo inútilmente. “Es un enemigo gravísimo que podrá robarte la paz”. Empéñate en que las cosas que hagas, por sencillas que sean, tengan valor y una finalidad. ¡Nada de perder el tiempo sin sentido!                                                                                               Aprovecha para aprender y conocer más. Cuántas veces nos hemos quejado de la falta de tiempo. Es el momento de encontrar cosas que nos lleven al “alma de nuevas luces”. No te conformes con lo que ya conoces y sabes… Ahora que hay oportunidad, ábrete a novedades que te aporten sabiduría y te llenen de alegría. Bailar, pintar, escribir, oír buena música, jugar, coser, reír… no hay nada como reírse para reiniciar nuestro sistema interior.
  2. No todos dominamos de la misma manera nuestras emociones y habrá alguno de nosotros que le cueste más el confinamiento que a otros. Las emociones no sólo provienen de nuestro interior, sino “también de lo que vemos y escuchamos”, por ello hay que “evitar en la medida de lo posible” conversaciones de tipo pesimistas, discusiones, malas caras, exceso de información, películas de terror, desorden dentro de casa…todo aquello que te quite la paz.
  3.  No estás sólo. Descubrirás que la distancia no es  ausencia. El amor y el cariño de tu gente sigue ahí, aunque el contacto físico se haya distanciado. Presta más atención y escucha a los que viven contigo, aprende a mirarlos de manera nueva. Responde a ese e-mail de una vieja amistad, recupera el contacto con familiares y amigos que hace tiempo que no ves.
  4. Dedica tiempo a tu interioridad. Hemos perdido el contacto con nuestro ser. Mira dentro de ti mismo en silencio y soledad. No necesitas espacios externos. El más amplio espacio para expandirte y ser feliz está en tu corazón. Gracias a él aprenderás a discernir lo que te conviene a ti y a los demás.                                         Obsérvate y domínate, porque si te dejas llevar del miedo, la tristeza o la apatía, difícilmente cortarás el hilo, ya que no hay muchas “evasiones”. Cuando un pensamiento no te “haga bien”, deséchalo. Procura inclinarte hacia todo lo que te de “paz y alegría”. “La armonía hay que currársela”.
  5. Somos seres transcendentes. Si te dejaste la relación con Dios en el trajecito de marinero de tu primera comunión, vuelve a intentarlo. Tienes tiempo y serenidad para conversar con Él y si no crees tal vez es porque no lo has probado. Háblale y cuéntale todo lo que te ocurre. Seguro que te sorprende con sus respuestas. La oración puede sustentar tu vida en todas las situaciones.
  6. El tema de fuego para estos días será la convivencia. Ante la crisis por la pandemia estamos más susceptibles e incluso irritables. Somos diversos. Acepta y respeta las opiniones y sentimientos de los demás.                                                                                                         Es muy normal, cuando estamos en nuestra casa, la tendencia a querer controlar todo… Procura no hacerlo, sería causa de muchos “enfrentamientos y frustraciones”. Es importante “quitarle importancia a las diferencias” y “potenciar las cosas que unifican”, pues el único terreno que realmente nos pertenece somos nosotros mismos: “tus pensamientos, palabras y emociones; no controles, contrólate” y “respeta, acoge la fragilidad, desdramatiza, vive y deja vivir”.
Begoña Requena
Psicóloga en Masvitae

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